REINA DE CORAZONES



Hace casi dos años (¡cómo pasa el tiempo!) que Martina se incorporó a nuestra familia. Recuerdo vívidamente el día... Nos levantamos muy pronto. Todos. La ocasión no merecía menos. Ibamos a recoger a una reina para traérnosla a nuestra casa. El punto de encuentro era León capital; nuestro coche, achacoso ya no daba para aventurarnos a un viaje mas largo.
Recuerdo que hice un montón de empanadillas de pollo para parar a comer en un área de descanso de la autopista del Huerna. Queríamos ser los primeros en llegar. Queríamos ser nosotros los que esperáramos por ella. Por nada del mundo nos hubiéramos permitido llegar tarde.
No voy a ocultar que estábamos especialmente nerviosos, hasta Iru presentía algo y no sabía qué. Para ser Abril, hacía un día excepcionalmente caluroso. El cielo, sin una nube, y un sol radiante nos acompañaba... era un buen augurio.
Llegamos a León una hora por delante de la acordada. Aparcamos, le dimos agua a Iru y decidimos dar un paseín para relajarnos un poco de los nervios que cada vez iban a más. Contactamos por teléfono con la persona que nos la iba a entregar y nos comunicó que llegaría pasada una media hora mas o menos.Dimos un pequeño paseo que se nos antojó eterno y nos sentamos a la sombra de un árbol que nos proporcionó fresquín. La verdad es que el calor era sofocante a pesar de ser 25 de Abril.
Los nervios nos podían y nos levantamos del banco. Al levantarme y alzar la cabeza, allí, al final del paseo de Papalaguinda se acercaba a nosotros un chico con una galguina pequeña, esbelta y con la carina renegrida. Tengo que reconocer que ni siquiera me fijé en el ser humano que estaba al final de la correa (te pido perdón amigo Peralvin), porque mis ojos se cruzaron con los de Martina, y de golpe ella llenó todo mi espacio. Juro que en ese momento no había más que ella... ¡era mi MARTINA!. Ahora sí que era ella, ella de verdad, no aquella foto de internet que nos cautivó nada mas verla. Aquella foto que mírábamos incesantemente día tras día, esperando que nos dieran la buena noticia, la noticia de que se venía a vivir a Asturias, a nuestra casa... En ese momento supe que era ella. La quise antes de conocerla, sentí la suavidad de su piel aún antes de acariciarla, la sentí mía sin haberla tocado... ¡Que guapa es...! Recuerdo que atiné a decir. Me pareció la perrina mas preciosa del mundo...
Ella que ya era todo corazón nos saludó alegremente. Miró a Iru y puso el culo en pompa invitándolo a jugar. Iru haciendo gala de su mal genio la gruñó para no variar, pero no volvió a tener un mal gesto con ella. Nos hicimos la foto de rigor para recordar el momento, y el final de la correa pasó a nuestras manos.
Nos despedimos prometiendo noticias y fotos todo lo a menudo que nos fuera posible. No hemos faltado a la promesa, sé que ellos (su otra familia) comparten con nosotros su felicidad. Se lo debemos, por haberla querido tanto mientras vivió con ellos.
Dócil, se dejó guiar hasta el coche. Se subió sin miedo, apoyó la cabecina en el respaldo del asiento trasero, y no dijo ni mu hasta que llegamos a casa. Eso si,  no se dejó vencer ni un solo segundo, hizo todo el viaje de pie, apoyada, pero sin una queja.
Llegamos a casa. Al principio se mostró tímida, pero poco apoco se fue animando a conocer la que desde ese mismo momento se convirtió en su casa. Bebió y comió muy poco, se acomodó en su camina y no la sentimos en toda la noche. Yo, me la pasé en un duermevela constante por los nervios acumulados durante el día.
Después de todo este tiempo, puedo decir que la queremos tanto, tanto, que si fuera cuestión de medidas, diría cómo aquel personaje de la película de Disney: "hasta el infinito y mas allá" ¡Es tan facil de querer que a veces me asusta pensar que alguien un día no supo ver el tesoro que es! Supongo que alguien muy insensible y sin corazón... ¡Menudo premio que nos cedió a nosotros...!
Es buena, tierna, entrañable, locuela, cariñosa, guapa... no le falta nada de nada. Por lo menos así lo creemos nosotros.
Hace no mucho una amiga mía publicó en su facebook, que después de tener a su primera perrina adoptada se habían planteado una segunda adopción, pero que se retraían porque les parecía que era injusto para ese segundo animal pensar que no iban a poder quererla tanto cómo a la primera... y luego añadía que cuanto se había equivocado con ese pensamiento. Se dio cuenta cuando su segunda perrina entró a saco en sus corazones. Y luego, vino una tercera...Esto viene a que yo también pensaba igual, y que igualmente me equivoqué... ¡y cuánto...! Pensaba que no se podía querer a dos animales en la misma medida. Ni por lo mas remoto pensé que podía sentir cosas tan intensas y tan dulces por esta peludina que nos tiene el corazón ocupado a todos. Incluso al geniudo de Iru. Se volvió superprotector con ella, aprendió a compartir el espacio (cosa que yo pensaba que no llegaría nunca), y a jugar. Siempre van juntos a todos lados, eso que Iru ya no tiene mucho humor. Son la pareja mas guapa del mundo mundial...
Para terminar, diré que es imposible permanecer triste cuando estas a su lado, porque es un cascabel, la alegría en estado puro, la inocencia personificada y el amor más incondicional.
Y siento que cada uno de los cien mil besos que te doy cada día está de sobra justificado, porque te quiero inmensamente. Y si alguien piensa (que lo pensará) que " solo es un perro...", pues si, es sólo un perro, ¿y? Y yo sólo soy un ser humano que comete muchos errores que nunca estarán justificados, porque se supone que a mi me guía la razón. A un perro sólo su instinto. Ahí está su nobleza. Si se guiaran por la razón dudo mucho que quisieran compartir algo con nosotros. Ahí la grandeza del corazón de un perro. Siempre guiado por un instinto, siempre inmenso.
Y ya van dos años. Espero que sean muchos más. Eres nuestra reina de corazones. Te lo has ganado a pulso. Todos te queremos Martina, los de casa y los de fuera también...Es imposible ignorar a un ser cómo tu.
¡Feliz segundo aniversario en casa!



11 comentarios:

Jose bulnes dijo...

Que emociones y que recuerdos, algo parecido por no decir lo mismo sentimos nosotros cuando fuimos a Madrid a buscar a Gala y también llegamos antes de la hora como vosotros jejejejje, lo que pasa que nosotros a una gasolinera en collado Villalba.

Comparto éste post en mi muro si no os importa, saludos.

Melito dijo...

Pero que historia más bonica Martinita!.
Cuanta emoción emana tu mami al recordar,el día que llegaste a tu casa.
Un lametón princesita y un besote de mami.

Covilandia - LuayPompeya Galgas dijo...

Felicidades a todos. A Martina y a toda la familia por esos dos años disfrutando unos de otros. No se sabe quien es mas suertudo. Yo muchas veces me fijo en que por las mañanas, las primeras risas que me echo, son con ellas. Aunque llueva y tenga sueño, siempre van a hacer alguna gracieta que me haga reir. ¿Se puede superar eso con algo que no sea "solo un perro"?
Un abrazo.

Alberto el de las galgas dijo...

¡Como comprendo todo lo que aquí dices! Y como me recuerda a cuando fuimos al Retiro a buscar a Lolita, mi hermano y yo. Es verdad todo lo que cuentas. Se les quiere ya, antes de verles y se siente el tacto de su piel antes de haberles tocado. Y no miras a quien te la trae,cuando la divisas desde lejos, ya viniendo. Es pura alegría, emoción y nervios. Ellos no merecen menos.

También es verdad que pensé, cuando llegó Tallulah unos pocos meses después, que no podría querer a las dos igual. ¡Mentira! Es imposible no hacerlo. ¿¡Como no querer a esas criaturas!? Sus anteriores amos, los que las han tenido sólo por interés, hasta que no las han necesitado, no las han llegado a conocer, no las han querido y no son conscientes de lo que se han perdido. Dicen que no está hecha la miel para la boca del asno, pero hasta los asnos valoran y saben apreciar la miel, como los cerdos las margaritas.

Benditas sean estas criaturas. Y vosotros y Peralvin.

Repartir besos.

Gema dijo...

Qué historia tan emocionante, estaba leyendo la entrada y me daban ganas de levantarme y decir "siiiiiiiii!!!!", pero es que estoy en el trabajo ;)
Confirmo que se puede querer MUY intensamente a dos animalitos a la vez. En mi caso, quiero por igual a mis cinco bichos... y eso que "sólo son gatos"...
Enhorabuena, Martina, hace dos años comenzó tu verdadera vida.

Peralvin dijo...

Que gozada!!! Me voy a permitir contestar en largo, pero hoy ya no tengo tiempo.... mañana me explayo!!!

Peralvin dijo...

Hay algo que siempre me ocurre con los perros que forman parte de nuestra familia. Algunas veces pienso en su pasado y me gustaría saber cómo fueron de pequeños, donde estuvieron, qué les pasó… Cuando hablamos de perros abandonados, lo más lógico es tratar de no pensar en estas cosas, pero lo que me ocurre es que en cierto modo, pienso que ese perro siempre fue mio, y que todo su pasado, aunque fuera duro también forma parte de alguna manera de nuestra familia.
Hoy trataré de contaros algo del pasado de la princesa. Evidentemente, mi comienzo será a partir del rescate. Todo lo anterior sólo ella lo sabía, y hoy seguro que ya lo olvidó.
Subí a la perrina a mi coche un Jueves 21 de Enero de 2010 en uno de los lugares que sin equivocarme puedo calificar como Infierno para los galgos en nuestro querido país, en los confines de la Extremadura central.
Cuando la miré por primera vez en el asiento de atrás del coche percibí dos cosas muy claramente, y así se lo hice saber a mi mujer por teléfono a los pocos minutos. Primero, la perra era una cachorra de no más de 7-8 meses y segundo, a pesar de la suciedad y los nervios, su belleza era totalmente deslumbrante. Hace ya unos años la presidenta de una conocida protectora me decía que cada vez que le describía un perro que había recogido, el dato que yo daba respecto de que el perro era muy guapo no aportaba demasiado porque siempre le decía lo mismo. Y si, puede que sea verdad, los veo a todos guapos, pero en este caso me di cuenta de que la princesa era la top-model de mi historial de rescates.
El viaje de 250 km por carreteras secundarias hasta casa fue una odisea. La perra nunca había montado en un coche (mejor dicho, en el habitáculo acolchado de un coche), y se mareaba. Empezó a babear de lo lindo (creo que guardo alguna foto), y tuve que parar cada poco para que se relajase y bebiese un poco de agua… pero al fin llegamos.

Peralvin dijo...

Pasó un par de días con algunos miedos que delataban su duro pasado, como, por ejemplo, un terror desmedido a las escobas o fregonas… Parecía comedida, educada, y se llevaba bien con Alvin y con Siete, que además eran más mayores y un poco aburridos. Pero al cabo de 48 h todo cambió.
Empezó a jugar como la cachorra que era y nos arrastro a todos con ella, nosotros incluidos. La casa se convirtió en un campo de batalla de galgos juguetones, les daba igual estar en el jardín que en el salón. La escena era siempre la misma…. La princesa corriendo y saltando y los dos abuelos detrás. Que gusto verlos…!.
Con el paso del tiempo y ya dos años desde que Martina empezó su verdadera vida en Asturias, me doy cuenta de que aquellos días fueron los últimos en los que Siete jugó hasta hartarse como una cachorra, los últimos en los que disfruto corriendo y revolcándose como un galgo joven. Cada vez soy más consciente de que la felicidad es saber disfrutar de esos momentos, y nosotros lo hicimos…
Al cabo de unos días, decidimos que la galguita estaría en nuestra casa hasta que encontráramos una familia que la adoptara directamente, para que pudiéramos saber mucho de ella y para que si algo no iba bien pudiéramos estar ahí. Fueron unas cuantas semanas inolvidables. Quizá estamos ya tan acostumbrados a tener en casa perros a los que les han robado ya la capacidad de ser felices y expresarlo abiertamente, que el caso de Martí nos llenaba de alegría. Siempre he defendido que el que está en protección animal tiene que tener en cuenta que la mayor parte del tiempo va a sufrir, pero no siempre. Este fue el caso.
Los tres meses que Martina estuvo con nosotros coincidieron con el final del embarazo familiar y con el nacimiento de nuestro primer y único hijo Martín. Ella estaba el día que el nene llegó, y salió con él a pasear el primer día que vio el aire libre en la costa del Mediterráneo en Valencia. El nombre de Martina es por eso, ahora me gusta pensarlo y saber que en cierto modo siempre habrá algo de nosotros en una princesa como ella.
Un día antes de que me llevara a Marti con su verdadera familia, dormí una larga y plácida siesta con ella, era como una especie de despedida y agradecimiento a tanta felicidad recibida. Fue maravilloso (nunca la dejaba subir a la cama, pero hice una excepción). Parece que ella se despertó un poco antes que yo, y como estaba aburrida, decidió triturar mis gafas hasta dejarlas hechas papilla…. Yo creo que quería decir algo así como….!que te crees tú que vas a poder conducir mañana desde Valencia a León sin gafas…! ¡Qué no me voy!
Entiendo que ella, desde su percepción perruna, no quería irse porque desconocía que lo que le venía era su verdadera familia, y que esto de las acogidas es difícil de entender para los perritos, pero afortunadamente, la decisión ya estaba tomada, y su family esperaba ansiosamente al terremoto Martina. Unas nuevas gafas en tiempo record en la óptica de El Corte Inglés el sábado (a las 21:30 h literalmente) obraron el milagro , y la nena y yo nos volvíamos a recorrer España de nuevo. Esta vez ella ya no estaba mareada ni nerviosa, sólo quizá algo incomoda por escucharme al darle tantas lecciones de cómo se tenía que portar, de cómo tenía que ser, y bueno, también, de verme llorar.
Su verdadera vida empezó aquel Domingo por la tarde en la ciudad de León, lejos de su pasado, confiada y querida. Todas las familias que tenemos perros y los queremos tenemos la impresión de que con nosotros están mejor que con nadie. Aunque sabemos que los perros están muy bien, y que son 100% felices, siempre tenemos en nuestro subconsciente el pensamiento de que como con nosotros no estarán en ninguna parte.
Nunca ennuestra familia hemos tenido tan claro que ese pensamiento puede ser equivocado que con el caso de Martina. Cada día vemos que tu camino y tu destino era hacernos felices a nosotros, para después ser tu verdaderamente feliz en la familia que a ti te correspondía.
Teníamos muy claro que a esto de la protección animal se venía a sufrir …y apareciste tú.
Feliz cumpleaños princesa!

Efi (la gata naturalista) dijo...

Me ha gustado conocer la historia de Martina desde las dos familias salvadoras. Una suerte haberos encontrado todos. Muchas felicidades y que disfrutéis muchos años. Saluudos!
Mi preciosa vecina "Z" de un negro tan brillante que hace daño, sigue muy asustadacuando está en la calle, pero en casa está encantada. Ella y su familia
Saluudos!

Psicólogos en Móstoles dijo...

es que es lo que pasa que parecen de la familia y sobre todo hay que tener en cuenta que ellos así lo piensan

Melito dijo...

Teneis un premio en casa!

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