La mala pata y la pata mala.

Una cosa es la mala pata y otra la pata mala. Por mucho que se empeñen en que el orden de factores no altera el producto. 
La mala pata, es la que tuvo Juana la semana pasada, y la pata mala... es lo que tiene Juana ahora. O sea, no es igual, o sí... no sé, menudo lío.
Mala pata es la que tuvo el otro día cuándo se puso en medio de nuestra trayectoria cuando volábamos a 1000 por hora.
Mala pata fué que no le diera tiempo a apartarse cuándo virábamos todos ciegos costado con costado el Iru y yo, mordiéndonos el cogotillo.
Mala pata fué la costalada que se pegó (que hizo vuelo sin motor)..., y mala pata fue la pupa que se hizo, que lloró mucho y no se podía levantar del suelo.
Nosotros dos nos asustamos mucho, pero el golpe fue todo para ella. Aquí se terminó el paseo. Todos pa' casa.
Cuándo llegamos, Juana se marchó al médico porque no podía caminar, la rodilla se le iba pa' dentro sola. Tardó una cuantas horas en llegar, y cuando la vimos entrar por la puerta, nos quedamos alucinados. Aparte de sus dos patas con las que se desplaza habitualmente (una de ellas, la derecha, tiesa como un palo), traía como prolongación de sus brazos otras dos patas metálicas muy largas... ¡Jo!, qué bien... ahora estamos en igualdad de condiciones, ¡¡y podemos correr todos a cuatro patas...!! Aunque tenemos la sensación de que está bastante torpe. Debe ser que no está acostumbrada a correr apoyando las cuatro como nosotros. Así que le daremos un poco de tiempo a ver si se suelta. Por lo pronto no volvimos a la playa, por si acaso...
Oímos algo de que va a estar así por lo menos tres meses porque tiene los ligamentos de la rodilla rotos.Además tenemos que tener mucho cuidado hasta en casa para no tirarla, no vaya a ser que se caiga otra vez y se arme la de culler.
Total, que en una fatídica conjunción de desafortunados factores, por culpa de la mala pata, Juana hoy tiene la pata mala. Y aunque no entendemos muy bien la diferencia, hemos llegado a la conclusión de que en este caso significa casi la misma cosa.



La invasión de los chaaaachos.

Bueno, pués después de esperar un tiempo prudencial y comprobar que no nos cierran este quiosco...aquí estamos de nuevo, y aquí nos quedamos, que nos gusta más este sitio que el otro. Que se prepare el mundo, que aquí vuelve Iru y Martina. "The return".
No empezamos bien las cosas, no. Esto es lo que nos está pasando.
Nosotros somos (bueno, desde hace una temporadina, tenemos que decir "eramos") unos privilegiaos por decirlo de alguna manera, ya que salimos del portal y a 50 metros escasos tenemos monte y unos praos pistonudos por los que correr a gusto y a lo loco, que es cómo nos gusta, sin tener preocupaciones de que nos pille un coche y nos pueda hacer pupa.
Pués bién, desde hace una temporadina, venimos sufriendo una invasión gradual y silenciosa de nuestros espacios por parte de una gente que "prao que no se trabaja", es "prao pa mi", y llegan y cómo no es de nadie (dicen ellos), pués todo pa mi...,  llego, lo cerco todo de alambre de espino (que Juana y Alberto nos dicen que está prohibido) y meto caballos por un tubo a pacer.
Por lo tanto los de dos patas han decidido que se termino la fiesta de correr libres. Ahora, tenemos que subir con correa hasta cerca del hórreo de Pepe el lechero. Allí nos sueltan y podemos correr lo que queramos...pero no es igual, porque es una pista de tierra y no mola tanto como el prao. Además cual fué nuestra sorpresa cuándo el otro día íbamos a correr al último reducto de prao libre que nos queda seguro antes de llegar a la carretera...y, ¡tomaaa!, nos lo habían cerrado con un pastor electrónico y estaba también lleno de caballos. Nos quedamos de piedra.Nos hemos convertido en "Iru y Martina sin Tierra", ya no nos queda nada, ni una miserable brizna de hierba libre. Estos invaden más rápido que Alejandro Magno, y cómo nadie se atreve a toserles...Además esto crea un conflicto respecto a nuestra salud, porque estos caballos no tienen ningún control ni sanitario ni veterinario y las garrapatas se reproducen muy a gustito por lo tanto raro es el día, que sin siquiera entrar en el prao,no volvemos a casa con un par de ellas de polizón. Menos mal que vamos superprotegidos con la pipeta que nos ponen y el spray que nos echan en casa. No se nos agarran, pero las traemos por encima y hay que tener cuidadín que un día va a ocurrir una desgracia gracias a estos señores invasores. Hace algunos años pasó algo parecido a la invasión actual, y se murieron algunos perrinos del barrio por picadura de este bicho. ¡Vaya miedo!
Total, que cada vez tenemos que ir un poco más lejos para poder disfrutar de la vida en libertad y de las carrerinas locas. Esperamos ansiosos a que estos señores no tarden mucho en agarrar la "fragoneta" y se vayan por dónde han venido, que esto es "Territorio Galgo" y reclamamos lo que es nuestro por derecho, que pa eso llegamos antes que ellos.


Nos mudamos...

A partir del día 16 de Marzo nos mudamos. Nuestro espacio Blog se cierra (creemos), así que si queréis seguir visitándonos estaremos aquí:

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Os esperamos a todos los habituales. Aquí estaremos. Muchas gracias.

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